El fútbol que nos duele: crónica de una pasión en crisis

El ambiente en el Estadio Nemesio Camacho «El Campín» durante el clásico Santa Fe vs. Millonarios del 22 de marzo de 2025 era eléctrico. Como aficionado a los deportes, era mi primera vez en un partido de la liga colombiana, luego se convirtió en mi primera vez en cuadrangulares y luego mi primera vez en haber visto un campeón de la liga colombiana. Entre cánticos que hacían vibrar las gradas y un mar de banderas, volví a sentir la indignación por el lugar que tiene el fútbol colombiano en nuestra sociedad y economía. Pues detrás de esta fiesta se esconde una realidad más compleja, donde conviven estrellas internacionales con profundas desigualdades estructurales.

Es cierto que nuestra liga ha recibido el regreso de figuras como Radamel Falcao García (Millonarios), Juan Fernando Quintero (América de Cali), David Ospina (Atlético Nacional), Teofilo y Carlitos Bacca (Junior) jugadores que dejaron huella en el fútbol europeo. Regreso que no demoró mucho pues varios se han vuelto a ir o no han firmado continuidad con sus equipos. Sin embargo, su presencia no puede ocultar los problemas de fondo. El 12 de marzo, la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro) manifestó su intención de huelga a causa de la falta de acuerdos con un paro nacional, denunciando condiciones laborales desiguales, especialmente para los jugadores de categorías inferiores y el fútbol femenino. Siguiendo la legislación los deportistas organizados esperarían 10 días después del comunicado para anunciar la fecha del paro, momento que se supo sería el 26 de marzo.

Aunque el paro se levantó, debido a la concertación entre gobierno, futbolistas y la Federación Colombiana de Fútbol, no significa ninguna mejoría de facto pues ya en 2019 se había firmado un acuerdo con les futbolistas del país y como raro la dirigencia del país incumplió dicho pliego. 

Mientras estos astros internacionales brillan en los estadios, la estructura del fútbol colombiano muestra graves fisuras:

– Brechas salariales: Según Acolfutpro, muchos futbolistas profesionales ganan menos de 2 salarios mínimos, mientras algunos jugadores estrella de la liga masculina superan los 200 millones mensuales. También hay diferencias entre categorías; equipos de la Primera B operan con presupuestos hasta 10 veces menores que los de Primera A, dificultando su competitividad.

– Problemas de infraestructura: Estadios como el Campín, a pesar de ser de los mejores del país, muestran señales de deterioro en algunas áreas, pues en 2023 un informe de la Contraloría señaló las preocupaciones por el cubrimiento del pararrayos del estadio, la silleteria y otros elementos1. Además este año, en la 4ta fecha de la primera división la DiMayor tuvo que reprogramar dos partidos por problemas en los estadios de Valledupar y Rionegro.2

Es oportuno tener en cuenta, el caso de Ramón Jesurún, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, arrestado en Miami en 2021 por su presunta participación en los disturbios durante la final de la Copa América, pues parece querer borrarse esta mancha apestosa para la dirigencia del deporte nacional. Además, el monopolio de WinSports en las transmisiones y el creciente protagonismo de casas de apuestas como Betplay (patrocinador oficial de la liga) plantean serias preguntas sobre los verdaderos intereses que mueven nuestro fútbol. Cuestión no menor, teniendo en cuenta la cuantiosa cantidad de dinero que se mueve a través de las casas de apuestas y la evidente y descarada evasión de responsabilidades fiscales ante su manifiesto éxito económico.

¿Cómo esta dirigencia (directivos y empresas de deportes) esperan que la selección Colombia gane una copa américa con la forma en la que tiene precarizada a su estructura base? Es como si Peñaloza estuviera dirigiendo el fútbol, “lo mejor pero más barato”. Si no estoy mal todo gran club o empresa de fútbol tiene una fuerte inversión en todos los niveles de su desarrollo. Los últimos ganadores de la libertadores son equipos brasileños porque se ha vuelto a reinvertir en sus clubes y esto ha terminado incidiendo en los resultados. Justo por estos días donde los equipos brasileños y argentinos han dejado el nombre de latinoamérica en alto en el marco del nuevo formato del mundial de clubes, es imposible ignorar que estamos a kilómetros de distancia en desarrollo de nuestro deporte “nacional”, qué será del resto de deportes sin focos de atención.

Aquí las boletas para el estadio pueden parecer costosas pero los partidos entre Millonarios y Nacional siempre son aburridos, ninguno tiene estadios propios, solo el Cali que lleva años desaparecido de los triunfos tiene un estadio y el Envigado que es una de las canteras que ha sacado grandes estrellas internacionales jamás brilla por sus actuaciones locales. Esta gente quiere que ganemos un mundial de fútbol, y construyen todo un aparato cultural para que la gente se mueva al son del fútbol, pero no están dispuestos a desarrollar calidad en el deporte, sus instituciones ni bienestar para les trabajadores del deporte.

Ir al estadio de cualquier deporte, especialmente el fútbol en Colombia, es juntarse con personas de todas las edades y condiciones unidas por una pasión común. Esto siempre me ha hecho sentir el fútbol desde pequeño. Sin embargo, este deporte podría ser mucho más que un espectáculo dominical. Así como cualquier otra expresión de la cultura, el deporte, es un movil colectivo para crear relaciones y tejido social.

Con mejor gestión, cualquier deporte, pero en este caso el fútbol colombiano, podría convertirse en un dispositivo de desarrollo social. No es difícil imaginar que jóvenes de bajos recursos accedan a becas deportivas para estudiar en universidades “prestigiosas”, pues es un formato que ya existe en otros países. Pensarnos estas posibilidades es ver en el deporte un sector que podría generar empleo digno en todas las categorías, es una oportunidad para ofrecerle a les jóvenes una plataforma para desenvolverse en la sociedad evadiendo la violencia.

Los cambios necesarios pasan por mayor transparencia en la gestión de los recursos del fútbol y una visión social de mediano y largo plazo en los deportes. Una dirigencia que piensa en la equiparación progresiva de condiciones entre fútbol masculino y femenino da cuenta de élites económicas con imaginación e innovación. Regular los patrocinios de casas de apuestas y sus ingresos no es una medida coercitiva de la propiedad o de la libertad de empresa, si algo así existe, sino por el contrario una forma de organizar la economía del deporte siendo honestos con el país. Poner en orden la casa, en cuanto a los deportes y realizar las mejoras necesarias para convertirlo en un motor de progreso y paz es un asunto de todos y todas, pero especialmente de los ricos dirigentes del deporte que no parecen tener imaginación.

El fútbol colombiano es un espejo de nuestra sociedad: lleno de talento y pasión, pero lastrado por desigualdades y malas gestiones. La presencia de ex estrellas internacionales es valiosa, pero no suficiente. Necesitamos un modelo donde el éxito deportivo vaya de la mano con el desarrollo social y la transparencia institucional.

Análisis para la Alianza de Medios

Contacto: zonarevoluc10n.engativa@gmail.com y telascantohoy@gmail.com 

*Nota: Todos los datos salariales y contractuales mencionados están basados en declaraciones públicas de Acolfutpro y reportes de medios especializados. Las cifras exactas pueden variar según contratos individuales.*

  1. Ha sido comunicado este pronunciamiento de la personeria por varios medios, entre ellos Agencia API: https://www.agenciapi.co/noticia/deportes/personeria-de-bogota-alerta-sobre-riesgos-de-seguridad-en-el-estadio-el-campin ↩︎
  2.  Comunicado de prensa Dimayor, 8 de febrero de 2025. Disponible en: https://dimayor.com.co/2025/02/08/comunicado-dimayor-aplazamiento-de-partidos-liga-betplay-dimayor-l-2025/ ↩︎

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