Uniendo Voces más allá de la estigmatización

Mucha opinión por fuera de los hechos ha despertado el Encuentro Nacional de Medios Alternativos Digitales y Comunitarios ocurrido en Armenia el pasado 12 y 13 de septiembre, organizado por la presidencia de la república y el ministerio de las TIC. Buena parte de la información que ha circulado sobre el evento ha centrado su atención sobre el discurso del presidente, el presupuesto invertido en el evento y la intervención del politólogo español Juan Carlos Monedero. Como consideramos que el evento despierta muchas tensiones, y abre un debate necesario para avanzar en la construcción democrática del país, aquí hemos querido ofrecer un panorama de algunas cosas que se le escaparon a los opinadores y medios tradicionales.

Antes que interesarse por la realidad que traen sobre sus hombros, los cerca de 1500 integrantes de medios de comunicación alternativos, comunitarios y digitales de todos los departamentos del país, la opinión que mayoritariamente circuló sobre el evento borró de su contexto a los comunicadores y los ubicó, sin matices, en la órbita de la defensa irreflexiva del presidente y su gobierno.  Siguiendo la línea discursiva, ya conocida, sobre la actividad de cientos de comunicadores, ahora rotulados como bodegueros, la identidad que se pretende imponer sobre nuestra actividad es la de adolecer de autonomía y agencia crítica frente al gobierno, y qué paradójico, los medios tradicionales que en algunas ocasiones con razón se quejan de las generalizaciones del presidente cuando los cuestiona, aplican el mismo racero para hablar de la actividad de los alternativos. El opinador Daniel Samper Ospina con un alcance muy amplio tiró línea.

Aunque era de esperarse esta reacción por su comportamiento de oposición al gobierno, lo que se desprende de allí ejemplifica claramente cómo se asienta una narrativa, seguidores u opinadores que reciben su benevolente retweet porque piensan como él se montan en el discurso que a esta altura se vale de cualquier descalificativo para profundizar la imagen casi que de interdictos de muchos de los ya veteranos trabadores de la comunicación local.

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Como es natural en este tipo de “discusiones” el coro  recibió apoyo de voces abiertamente opositoras  al gobierno como la de Vicky Dávila que recogiendo una supuesta denuncia del concejal de Bogotá Daniel Briceño señaló la plata que invirtió el gobierno en el encuentro, en igual sentido que La Silla Vacía, dato suficientemente útil para despertar la indignación de quien no necesita sino 140 caracteres para hacerse una opinión,  sobre todo si no se explica bien qué fue lo que ocurrió, ni cuál fue el desarrollo de las mesas, ni el balance de los asistentes, o si solo se pretende afirmar en sus propios prejuicios sobre el “alineamiento” que Petro ejerce sobre nuestra labor.

Un lamentable retrato de los límites, en algunos casos autoimpuestos, o derivados del ejercicio libre de sus posiciones políticas no declaras que junto con sus prejuicios apalancan una narrativa que con vuelo firme nos dicta como entender un momento tan complejo como le actual, y que pone en evidencia la crisis que como prensa tradicional, o elites políticas, atraviesan mientras no logran salirse del marco propuesto por el presidente y sus 50 minutos de discurso, para acercarse a un hecho tan significativo: comunicadores del Cauca, la Guajira o de Arauca juntos tratando de construir política pública para superar la precaria condición en la que ejercen su labor y darle luz a los rostros que solo aparecen como tragedia en sus noticieros y revistas, o stand up comedy, empresas con las que alimentan su ego y cuentas bancarias.

Minutos antes de la llegada del presidente al Centro Cultural Metropolitano de Convenciones, se desarrollaba el panel Ruta para la construcción de medios alternativos, comunitarios y digitales moderado por la periodista Fabiola León,  en un ambiente de enérgica participación en el que se buscaba identificar los principales problemas de los y las comunicadoras, y en el que líderes y representantes de gremios regionales de radio comunitaria  exponían las dificultades en las que adelantan su actividad, como Miguel Ángel Tovar de la Emisora 1041 de Florecía Caquetá que señaló “el gobierno debe hacer esfuerzos en garantizar una mayor amplitud de la potencia del dial de la emisora comunitaria, y promover el uso comunitario de la TDT (Televisión Digital Terrestre)”  opinión que recogía el sentir de otros comunicadores que exigían a Andrés López asesor de comunicaciones de la presidencia una respuesta del Estado frente a la estigmatización  de los gobiernos regionales que dificulta la actividad local, la histórica  precariedad laboral  y los altos costos que deben pagar a Sayco y Acinpro por el uso de música comercial.

Un ejemplo de la dinámica esperada por los participantes del encuentro, en el que miles de experiencias se reunían por primeva vez para encontrar un camino que concrete la política pública en la eterna búsqueda de mejorar sus condiciones de trabajo. Es por esto que el encasillamiento y especial foco que hicieron algunos medios sobre la presencia el segundo día del politólogo y político español Juan Carlos Monedero como supuesto panelista líder y central del evento, no es justo con lo que sucedió, y refleja la base de prejuicios y temores que se empalman con la identidad acrítica y dócil con la que pretenden vestir a los alternativos.

Más allá de la presencia de Monedero, y de la misma intervención de Hollman Morris que generó malestar, especialmente en comunicadoras, hubo paneles distintos enfocados en las necesidades que hoy enfrenta el sector. Por ejemplo, la carencia de formación, tecnificación y profesionalización de las iniciativas comunitarias que deben encarar con limitados recursos técnicos una estigmatización puesta en marcha desde enormes plataformas centralizadas que pasan por encima de realidades locales, en muchos casos completamente ajenas a las peleas contra el presidente y más cercanas a las necesidades de su gente, en medio de un pugnaz debate político en el que poco importa la verdad, se pone en discusión la necesidad de recibir herramientas para contrarrestar las narrativas hegemónicas, debate que la ex comisionada de la verdad y periodista Marta Ruiz impulsó en su charla sobre narrativas de país y la necesidad de contar a Colombia desde diferentes miradas: no debe haber monopolio del discurso público.

En el mismo sentido, el planteamiento que desde el Ministerio de las Culturas se compartió sobre la medición de impactos sociales de las radios comunitarias, un esfuerzo por desarrollar metodologías para medir cómo se da la relación entre las radios y las comunidades más allá de la cantidad de audiencia, medición que cuenta con el piloto que hacen actualmente ocho emisoras comunitarias que trabajan para al desarrollo de sus comunidades.  O el trabajo de la Fundación Karisma que, en vista de la proliferación de iniciativas digitales, expusieron las limitantes diseñadas desde las plataformas de redes sociales para la difusión de material producido por medios u organizaciones de la sociedad civil que buscan denunciar abusos de los distintos poderes.  En síntesis una oportunidad para asimilar la responsabilidad del reto de la comunicación.

En medio de los dardos lanzados por la oposición a la realización del encuentro y del discurso del presidente en el que alertó sobre el golpe blando en marcha y la decisión de asesinarlo o sacarlo del poder en tres meses, pasó casi inadvertida en los grandes titulares el trabajo por la construcción de una política pública para el sector de medios de comunicación alternativos, comunitarios y digitales, principal eje del encuentro. El afán por mantener la mirada sobre lo que dice el presidente y la fábrica de titulares que esto implica, invisibilizó lo ocurrido cuando se abrieron tres espacios para compartir y desarrollar la propuesta del gobierno por asegurar una política de largo alcance que ponga sólidas bases para el ejercicio de la comunicación de los alternativos.

La propuesta del gobierno que busca una articulación institucional para la elaboración de un documento COMPES pretende sentar las bases del reconocimiento por parte del estado a la labor de los medios alternativos y garantizar su actividad.  Para Jairo Molina Camargo, presidente del Colegio Nacional de Periodistas capítulo Malambo, este punto debe ser claramente reglamentado por el gobierno, comenta que , “algunos medios no son tenidos en cuenta porque no son parte del movimiento político que fue elegido en las elecciones pasadas, entonces no son tenidos en cuenta en la participación ciudadana como en la parte comercial, incluso para hacer cubrimiento, estando en el encuentro recibí la etiqueta en Facebook de un líder social denunciando que el concejo de ese municipio no le permitió el acceso a unos periodistas porque no hacían parte de la nómina” . En un documento compartido por Presidencia para el trabajo de las mesas se lee que paralelamente al reconocimiento de los medios alternativos, son ejes de la política pública, trabajar en la formalización de los medios, promover el acceso a la formación y recursos tecnológicos y garantizar su sostenibilidad y ejercicio de la labor libre de violencias.

Funcionario de MinTIC explicando la metodología de las mesas de trabajo. Foto: Telascanto

En medio de las discusiones resalta la figura de Célimo Siniestra un hombre de Timbiquí, radicado en Cali, dedicado a la educación étnica y promoción de historia y cultura afro para quien los recursos deben ser prioridad. “la situación es muy difícil para hacer comunicación local en los cuatro departamentos del pacifico, la política pública es que los recursos lleguen, esa cámara tiene un costo, ese micrófono tiene un costo, movilizarse, ir a buscar la nota, todo tiene un costo y eso para nosotros dignifica la vida del periodista, universitario, empírico o autodidacta, que es un hombre o mujer que tiene la oportunidad de mostrar sus contenidos”  No solo estas son las preocupaciones, que la presidencia busca resolver otorgado un porcentaje de la pauta, el 30% , a los medios alternativos, también se viven situaciones de inseguridad jurídica y física.  Jairo Camargo enfatizó que “No solo pensar en una pauta, sino en capacitación y protección, hay muchos periodistas que están perseguidos a nivel legal, por las investigaciones que están haciendo, esta es la oportunidad para que a nivel nacional se atienda este problema”  

Aunque la agenda del encuentro se debió recortar por la extendida intervención del presidente, la discusión quedó servida a la espera que un ambiente en el que se pueda tramitar ojalá a salvo del prejuicio y la permanente estigmatización que genera el ocultamiento de un esfuerzo necesario por ordenar y garantizar el ejercicio de comunicadores que no cuentan con el músculo económico, por ejemplo, del Grupo Prisa Media o de la cooperación de alguna agencia internacional, pero que al igual que ellos tenemos el derecho de comunicar y participar en el debate público en igualdad de condiciones y con la garantía del respeto de las miles de voces que muy probablemente en sus tiempos libres, fuera de sus labores con las que garantizan su ingreso económico, dedican esfuerzos por contar las historias y problemas de la Colombia que aun no cabe en los grandes reflectores del centro del país.

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